Apuntó que su determinación parte de la convicción personal de abonar por la reivindicación del papel de quienes ostentan una representación popular en el Poder Legislativo
Es necesario que en la LXXV Legislatura del Congreso del Estado de Michoacán, se destierre la simulación y que la labor legislativa se convierta en el centro de interés de quienes la integran, recalcó la diputada Julieta Gallardo Mora tras presentar este sábado su renuncia como integrante de la Representación Parlamentaria.
La diputada por el distrito de Puruándiro, informó que su determinación parte de la convicción personal de abonar por la reivindicación del papel de quienes ostentan una representación popular en el Poder Legislativo, en donde correspondería poner punto final al destierro al que se ha sometido al interés público, el cual debería prevalecer frente a cualquier otro interés al interior del Congreso.
Consideró que la suma de voluntades en pos de objetivos ajenos al bien común, abona a beneficios particulares pero traiciona el mandato constitucional conferido, como lo hace también con la voluntad popular de elegir representantes para que velen por el interés público.
Julieta Gallardo recordó que la prioridad puesta al interés particular en la LXXV Legislatura, repercute en la desatención del trabajo legislativo, en donde el desaseo es a ojos vistos de la sociedad, con decretos que carecen de la debida formalidad legal o incluso ortográfica, con determinaciones en las que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha debido intervenir en más de una ocasión por resultar inconstitucionales.
Lamentó que sea la suma de intereses personalísimos y no la protección del bien común el hilo que hilvane los acuerdos al interior del Congreso, en donde el respeto a la palabra empeñada, el compromiso adquirido, el proyecto acordado, son valores perdidos y que pierden la batalla frente a la necesidad de saciar apetitos personalísimos y que se multiplican en el día a día.
Julieta Gallardo subrayó que desde la izquierda en México, ha trabajado por décadas en pos de un ejercicio del Poder Público responsable y que responda al bien común, por lo que consideró un acto de congruencia, no abonar desde su trinchera a perpetuar aquello contra lo que ha luchado en su trayectoria de vida.