Acoso sexual, despilfarro de millones de dólares; esto descubrió FIFA en Confederación de África



| POR: Diario Enfoque |
Miercoles, 25 de Noviembre de 2020

Estaba acusado de corrupción y abuso de poder por dos ex altos funcionarios de la organización que dirigía, también de acosar sexualmente a cuatro de sus empleadas, de cobrar por partida triple los viáticos de viaje del último Mundial, de no reembolsar a su empresa los 100 mil dólares que sacó de una de sus cuentas para realizar un viaje de peregrinación a la Meca con amigos y algunos miembros de su Comité Ejecutivo; además era el foco principal de una investigación por parte de la justicia francesa sobre un presunto cohecho relacionado con la ruptura unilateral por parte de la Confederación Africana de Futbol de su contrato con la firma deportiva Puma para elegir ‘por dedazo’ a su nuevo patrocinador deportivo, un fabricante galo de material para gimnasios. Por más que los escándalos y un buen ramillete de actuaciones constitutivas de delito se hubieran acumulado en el sombrío historial de Ahmad Ahmad a lo largo y ancho de su mandato al frente del futbol del continente negro, el ya expresidente de la CAF no reparó en oficializar a fines del mes pasado su intención de postularse para renovar el cargo que ostentaba desde 2017 en las elecciones del 12 de marzo en Marruecos. Poco o nada parecía preocupar al dirigente de Madagascar el hecho de que la FIFA no le hubiera absuelto aún de los cargos que se le imputaban. Y eso a pesar de que uno de ellos, su participación directa en el millonario acuerdo de compra de material deportivo a la empresa francesa de gimnasios Tactical Steel, le llevó incluso a ser detenido e interrogado por la gendarmería francesa el año pasado en París, durante la celebración del Mundial femenino, coincidiendo con la celebración del Congreso anual de la FIFA.

Corrupción de Ahmad en África  

“Esas acusaciones son totalmente falsas, maliciosas y difamatorias”, se defendió entonces. Ahmad ha mantenido inalterable su hoja de ruta hasta esta misma semana, en la que la Comisión de Ética de la FIFA anunció su inhabilitación para los próximos cinco años por violar sistemáticamente sus códigos de conducta, sabiéndose respaldado por el núcleo duro de su Comité Ejecutivo (el marroquí Fouzi Lekjaa;,el egipcio Hani Abou Rida y el congoleño Constantine Omari, todos ellos miembros al igual que Ahmad del Consejo de FIFA), así como por 46 de los 54 presidentes de las federaciones de la CAF, quienes pocos días antes de su esperado anuncio le enviaron una misiva conjunta pidiéndole que se presentara a su reelección. Lógico por otra parte si se tiene en cuenta que dichos mandatarios han recibido del órgano rector del balompié continental una subvención personal de 20 mil dólares anuales desde que Ahmad se puso al mando de la ‘familia’ africana, como gustaba de llamarla. Aunque tarde, la Comisión de Ética de la FIFA, responsable de investigar las posibles vulneraciones del código de conducta por parte de miembros de su organización, se ha pronunciado finalmente con respecto a las numerosas denuncias por corrupción y malversación de fondos presentadas contra Ahmad y sus hombres de confianza, respaldadas por documentos y correos electrónicos comprometedores. Buena parte de esa información llegó a Zurich como producto de la intervención administrativa, económica y financiera de la CAF llevada a cabo por la FIFA, más en concreto por su secretaria general, durante el segundo semestre de 2019. Ahmad y la CAF se negaron el pasado enero a prorrogar ese período de revisión. El motivo de esa cerrazón hay que buscarla en el controvertido informe elaborado por la consultora británica PricewaterhouseCoopers (PwC), contratada por la secretaria general de FIFA, Fatma Samoura, para auditar de manera independiente las cuentas de la Confederación Africana desde que el ex presidente de la Federación de Madagascar estaba al mando de la misma. Informe devastador Las 55 páginas de que consta el citado informe, que la FIFA se negó a hacer público y ha mantenido en todo momento bajo llave, vinieron a demostrar que la CAF es una organización que carece de las mínimas reglas de orden y transparencia. Los empleados de PwC detectaron una enorme cantidad de infracciones financieras y administrativas, así como el despilfarro injustificado de millones de dólares La auditoría contenía numerosos interrogantes sobre muchos pagos que se transfirieron a cuentas bancarias de personalidades desconocidas sin revisión o control, y que no se pudieron rastrear. Algunos de ellos incluso fueron transferidos a cuentas bancarias en Europa del Este. Justo en este punto se descubrió que el asunto ya no concernía solo a Ahmad, sino también al jefe del Comité de Finanzas de la CAF, Fouzi Lekjaa, y a otros miembros relevantes de su Comité Ejecutivo, a quienes el informe señalaba de decidir y determinar regalos, ‘premios’ y otros privilegios. El informe también reveló una erosión injustificada del presupuesto de la CAF, así como excesos económicos millonarios con respecto a las subvenciones otorgadas a las asociaciones nacionales africanas, haciendo especial hincapié en 14 pagos por un monto de 4,6 millones de dólares que fueron retirados sin documentos o incluso especificando la identidad del beneficiario y el propósito para el cual se realizó el desembolso; además de 21 pagos por un total de 3.6 millones de dólares que se realizaron a algunos empleados de CAF sin indicar el propósito de los pagos. “En base a los procedimientos realizados y los documentos revisados, se encontraron varias señales de alerta, elementos potenciales de mala gestión y posible abuso de poder en áreas clave de las finanzas y operaciones de la CAF. Dada la gravedad de ciertos hallazgos, no podemos descartar la posibilidad de potenciales irregularidades”, concluía la citada auditoría, al tiempo que recomendaba una mayor investigación sobre el acuerdo alcanzado por el propio Ahmad con Tactical Steel. La citada empresa francesa, propiedad de Romuald Seillier, un buen amigo del entonces agregado de Ahmad, Loic Gerand, suministró material deportivo a la CAF en 2018 a cambio de 4.4 millones de dólares sin mediar contratos de por medio. Fue el propio presidente de la CAF quien se encargó de gestionar la operación, vía correo electrónico, saltándose todos los protocolos legales para la adjudicación de ofertas, así como a los departamentos encargados de realizar dicha tarea. Llamó especialmente la atención de los técnicos de PwC desplazados a El Cairo, sede central de la Confederación Africana, que las facturas formales enviadas por Tactical Steel a la CAF para el pago de sus servicios llevaban tres empresas diferentes: unas fueron emitidas por Tactical Steel, que fue fundada en Francia en junio de 2016; otras por ES Pro Consulting, que se estableció en Francia en marzo de 2018, y las últimos fueron emitidas por ES pro Consulting Ltd, que se estableció en los Emiratos Arabes en julio de 2019. Es decir, que esta última no existía durante el período de contratación y suministro de material. Una maniobra ésta que buscaba a todas luces eludir a la Hacienda francesa. A pesar de sus revelaciones, ni la FIFA ni su Comisión de Ética hicieron público el contenido de la auditoría. Y sólo ahora han dado a conocer los resultados de sus investigaciones sobre la denuncia interpuesta contra Ahmad por el ex secretario general de la CAF, Amr Fahmy, en marzo de 2019, luego de constatar una serie de violaciones financieras y de comportamiento por parte de su entonces presidente. Fahmy, fallecido en febrero pasado, fue despedido por su jefe semanas después de su queja formal ante la institución helvética. Algo parecido a lo acontecido meses más tarde con Mohamed El Sherei. Quien fuera director financiero de la Confederación Africana alertó en Zurich, vía mail, sobre las sucesivas vulneraciones éticas que estaban cometiendo tanto Ahmad como el titular del Comité de Finanzas, Fouzi Lekjaa. Una de las infracciones más flagrantes fue el pago por partida triple de los viáticos del Mundial de Rusia al presidente de la CAF: Ahmad cobró por dicho concepto de la FIFA, como podía en su calidad de vicepresidente del citado organismo y miembro de su Consejo ejecutivo, y posteriormente lo hizo dos veces más de la organización que dirige por el mismo período de tiempo. Otros seis miembros del Comité Ejecutivo de la CAF hicieron lo propio, aun sabiendo que sólo tenían derecho a recibir ese dinero de FIFA por ser la encargada de organizar el citado torneo. El Sherei recibió el acuse de recibo a su denuncia por parte de la FIFA el 1 de julio de 2019. Una semana después fue despedido de su cargo sin mediar una explicación, lo que alimentó las sospechas de una ’traición’ desde Suiza. Ahmad Ahmad se hizo cargo de la CAF en 2017 en sustitución del camerunés Issa Hayatou, quien tras 29 años de polémico mandato, fue depuesto de su cargo por el expresidente de la Federación de Madagascar, aprovechando la estela de corrupción que dejaron los contratos de derechos de televisión y patrocinio del futbol en todo el continente, otorgados por Hayatou a la empresa francesa Lagardère Sports hasta 2036. Precisamente han sido dichos contratos, nunca revocados por Ahmad, pese a anunciar al ser elegido jefe máximo de la CAF que ese sería su primer cometido después de asumir el mando, los que parecen haber puesto el punto final a su reinado de caos y corrupción. Tanto el ya depuesto presidente como su eventual sucesor, el poderoso vicepresidente congoleño Constantine Omari, recibieron hace apenas un mes un requerimiento por parte de la Comisión de Ética de la FIFA para que proporcionaran detalles sobre unas sospechosas enmiendas establecidas en dichos contratos con Lagardère. Tales modificaciones permitían, en esencia, que millones de dólares en pérdidas de la compañía francesa acabasen reflejados en los libros de cuentas de la CAF como propias. Los cambios en los términos del acuerdo a largo plazo, negociados con Lagardère Sports por Omari y aprobados en última instancia por Ahmad, permitirían a la multinacional audiovisual gala reducir al mínimo el montante anual que les garantizaba conservar los derechos de explotación de todos los torneos africanos organizados por la CAF y, al mismo tiempo, liberarse de su responsabilidad de abonar cerca de 20 millones de dólares en cuotas impagadas a una tercera empresa, que pasaría a asumir la Confederación Africana. Además, los mentores de la CAF también acordaron pagar a Lagardère 6.7 millones de dólares para paliar sus pérdidas motivadas por la actual pandemia. Toda vez que Ahmad se ha caído de forma abrupta de la carrera hacia su segundo mandato, el sudafricano Patrice Motsepe, a la sazón el décimo hombre más rico de África y dueño de los Mamelodi Sundowns de Pretoria, se presenta como el rival a batir en las elecciones a la presidencia de la CAF del próximo 12 de marzo. Los otros candidatos serán el marfileño Jacques Anouma, ex miembro del antiguo comité ejecutivo de la FIFA; el mauritano Ahmed Yahya y el senegalés Augustin Senghor. 

Un informe sobre la corrupción del futbol africano acabó con el 'reinado' del presidente Ahmad. La FIFA descubrió despilfarros e iregularidades en las cuentas

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